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NUESTRAS JOYAS CON diamantes
1.Solitario de oro blanco con un brillante de 1,5 quilates.
2.Solitario de oro blanco con un brillante de 1,5 quilates, envuelto por 3 hileras de brillantes formando casi una media esfera
3.Pendientes realizados con pavés de brillantes montados sobre oro blanco
4.Solitario de 1 quilate montado entre dos gruesos aros de oro blanco, en los que se sujeta, quedanod completamente al aire
5.Alianza de oro blanco y diamantes talla brillante
6.Alianza de oro blanco y diamantes talla baguette
7.Soliatrio de oro blanco con un diamante talla baguette
8.Solitario de 1 quilate montado en oro blanco
9.Colgante de oro blanco con 30 diamantes negros y 18 brillantes G-VVS1. Total, 1,4 quilates de brillantes blancos y 4,2 quilates de diamantes negros
10. Anillo ancho de oro blanco, con 3 brillantes engarzados
11. Pendientes realizados con una tira de brillantes en degrádé, una aguamarina y perla australiana
12.Anillo de oro blanco con una aguamarina central, rodeada por tres hileras de brillantes a distintos niveles
La palabra “diamante” viene del griego adamas, que significa “inexpugnable” o “invencible”. Es el adjetivo que se eligió para describir a este mineral, el material natural más duro conocido.
La primera cultura en utilizar los diamantes como joyas fue la hindú, en el año 800 a.de C. Los antiguos griegos y romanos los consideraban las “lágrimas de los dioses” y “destellos de las estrellas”; creían asimismo que se encontraban en la punta de las flechas de Cupido, lo que les daba su inigualable poder. El propio Platón los consideraba como seres vivos, que contenías espíritus celestes. Y los hebreos los utilizaban para determinar la culpabilidad o la inocencia de un reo.
Hasta el siglo XIV sólo eran propiedad de reyes, que los usaban como símbolo de fuerza y de valor y no se tallaban. A partir del momento en que se comienzan a tallar, son utilizados en pequeñas obras de joyería y empiezan a ser considerados como símbolo de amor.
Durante mucho tiempo se creyó que los diamantes eran capaces de neutralizar los envenenamientos, a pesar de lo cual el polvo de diamante se hizo servir en más de una ocasión como un veneno durante la Edad Media y el Renacimiento: así fueron envenenados el sultán Bajazet por su propio hijo, o el papa Clemente VII por sus propios médicos; con polvo de diamante se intentó asesinar a Benvenutto Cellini y fue el método empleado por Catalina de Médicis contra sus enemigos.
Hasta el siglo XVIII la India fue prácticamente la única proveedora de diamantes del mundo, con unos yacimientos aluviales realmente ricos. Estas gemas llegaban a Europa a través de diversas rutas y se concentraban en Amberes, donde se estableció la primera corporación de lapidarios de diamantes, que haría de esta ciudad el centro mundial del comercio de esta piedra. Allí se refugiaron muchos judíos que huían de las persecuciones de que eran objeto en España, Portugal, Alemania y Polonia y que con el tiempo llegaron a convertirse en los mayores expertos mundiales en el tallado y en el comercio de los diamantes.
A principios del siglo XVIII la producción india comenzó a decaer, pero casi al mismo tiempo se descubrieron nuevos y abundantes yacimientos en Brasil, que pudieron abastecer cumplidamente al mercado, hasta que a finales del siglo XIX aparecieron los yacimientos sudafricanos, que aportaron al mundo una gran cantidad de piedras de un tamaño considerable, justo cuando la economía occidental empezaba a disfrutar de las nuevas y cuantiosas riquezas fruto de la revolución industrial. Durante unos años Sudáfrica vivió una avalancha de pequeñas explotaciones, hasta que en 1889 Cecil Rodhes y Barney Barnato agruparon a todas esas pequeñas concesiones en una única compañía, la De Beers, instituyendo un monopolio sobre el mercado de los diamantes que todavía hoy perdura. Por cierto, el antiguo país africano de Rodhesia debe su nombre a Cecil Rodhes, ya que durante mucho tiempo esa región fue en realidad su “finca”.
Aunque se sigue considerando a África como el principal productor de diamantes, actualmente es en Australia donde están los mayores yacimientos, con una producción anual de 25 millones de quilates, lo que representa la cuarta parte de la producción mundial total. En esta región es además donde se están encontrando la mayor parte de diamantes rojos y rosas, de fantasía pero con un elevado precio: los hay que en el mercado han llegado a alcanzar un precio de 1 millón de dólares por quilate, aunque el precio normal ronda los 100.000 $ por quilate. Otros yacimientos importantes son los que se han encontrado al norte de los Urales y en Siberia, en Rusia, y que suponen ya el 20% de la producción mundial.
A lo largo del siglo XX se descubrieron otros yacimientos, también importantes, en diversas zonas de Africa como Zimbawe, Namibia, Zaire, Congo, Angola, Ghana, Sierra Leona y Tanzania.
Uno de los diamantes más famosos del mundo es el Koh-I-Noor, de 105,60 quilates (foto superior de este bloque de texto). Este diamante, que se conoce desde el año 1034, pesaba originalmente casi 109 quilates y era uno de los dos ojos del trono en forma de pavo real que poseía el Sha Jehah.
El Cullinan o Estrella de Africa es el más grande jamás encontrado, ya que cuando se descubrió, en la mina Wesselton de Sudáfrica, pesaba 3106 quilates, en bruto. Una vez cortado y tallado, pasó a pesar algo más de 530 quilates. Actualmente se encuentra en la Torre de Londres (foto de la parte superior de la página), como parte de una de las joyas de la corona británica.
El Excelsior es el 2º en tamaño: originalmente pesaba cerca de 1.000 quilates y fue cortado en 10 trozos, de los cuales los tres más grandes pesaron 158, 147 y 130 quilates respectivamente.
El 3º es el Orloff, que pasó del templo de Brahma a manos de la zarina Catalina de Rusia, que lo recibió como regalo de su amante el conde Orloff.
El diamante es la sustancia natural más rara, densa y dura conocida por el hombre. Su densidad es tan alta que hace descender a menos de la mitad la velocidad de la luz cuando lo atraviesa. Se compone de átomos de carbono puro que se encuentran a gran profundidad, en la capa terrestre, donde se han visto expuestos a altas temperaturas y elevadas presiones durante millones de años, hasta que un incremento puntual de esa presión los lanza hacia la superficie de la corteza terrestre, en una especie de “erupción volcánica”, que crea unas “chimeneas de Kimberlita” en las que se depositan en yacimientos la mayor parte de los diamantes.
Los diamantes son de las piedras más antiguas que se conocen: los primeros se crearon hace 2.500 millones de años y 50 millones los más “jóvenes”. Para obtener 1 kilo de diamantes en bruto es preciso volar, triturar y procesar más de 250 toneladas de mineral; de ese kilo finalmente obtenido, sólo 200 gramos serán aptos para la talla de gemas.
La formación cristalina del diamante le proporciona cuatro puntos de corte, que es por donde se ha de cortar el diamante mediante un golpe preciso y seco. A continuación se le da forma en cuatro fases: tallar la forma tosca del diamante, tallar las facetas de la tabla y de la mitad superior, tallar las facetas de la mitad inferior y tallar las facetas de la cintura o filetín. Finalmente se pule mediante un fino abrasivo, proporcionándole las facetas definitivas y que deberán mantener una proporción perfecta para que la piedra obtenga la máxima capacidad de reflexión de la luz, o lo que es lo mismo, el máximo brillo.
Existen diamantes de todos los colores, incluido el negro y aunque el más preciado en joyería es el incoloro, pocos los son totalmente ya que la mayor parte tiene un cierto tono amarillento, por pálido que éste sea.
El diamante es la única gema que dispone de un sistema de clasificación universal, basado en las 4 “C”: su “pureza” (clarity), “color” (colour), “talla” (cut) y peso en quilates (carat).
ESCALA DE COLORES:
D: blanco excepcional +
E: blanco excepcional
F: blanco raro +
G-H: blanco
I - J: blanco ligeramente teñido
K - L: blanco teñido
M - N: ligeramente amarillento
O - R: amarillento
S - Z: amarillo
ESCALA DE PUREZA:
IF: totalmente transparente y libre de inclusiones
VVS1 Y VVS2: inclusiones diminutas, difíciles de encontrar con una lupa de 10 aumentos
VS1 y VS2: inclusiones muy pequeñas, difíciles de ver con una lupa de 10 aumentos
S1: inclusiones pequeñas pero fáciles de ver con una lupa de 10 aumentos
PIQUÉ 1 y 2: inclusiones fáciles de ver a simple vista
LO QUE HAY QUE SABER
CURIOSIDADES Y UN POCO DE HISTORIA
Desde tiempos inmemoriales se le han atribuido poderes casi mágicos: capacidad para incrementar la potencia sexual, para evitar la lujuria, para evitar las pesadillas, neutralizar el efecto de los venenos, curar enfermedades, atraer la buena suerte... Se llegó a decir incluso que oscurecían ante una persona culpable de un delito, mientras que ante una inocente incrementaban su brillo.
En cualquier caso es, de entre todas las gemas, la que mejor simboliza la búsqueda de la perfección, la voluntad de triunfo y la rectitud.
Equilibra las cualidades personales, participa como guía espiritual, eleva la energía física y, combinada con otras gemas, amplifica el poder curativo que éstas tengan.
DUREZA:
Muy alta. 10 en la escala de Mohs.
PESO ESPECÍFICO:
3,52
el diamante
Supersticiones sobre sus efectos sobre el espíritu, el cuerpo y la mente
PROPIEDADES FÍSICAS:
las tallas del diamante